Seguro que todos habéis oído o leído alguna vez afirmaciones del tipo: “El cerebro femenino resalta en tareas verbales, mientras que el masculino es mejor en tareas viso-espaciales y en cálculo matemático” o “A las mujeres les gusta hablar y los hombres prefieren la acción a las palabras”. Y en cuanto al desarrollo del lenguaje: “Las niñas empiezan a hablar antes que los niños, usan oraciones más largas y complejas, articulan mejor y usan un vocabulario más rico”.
Con mi charla he querido mostraros cuánto de verdad hay en esto. Sí es verdad que las niñas aparentemente muestran un desarrollo lingüístico superior que los niños, pero veamos por qué.
En primer lugar debemos ser conscientes de que los estudios publicados no son contundentes en sus conclusiones: hay algunos que muestran que efectivamente las niñas, hasta los 3-4 años, tienen mayor riqueza de vocabulario y emiten oraciones sintácticas más complejas que los niños en diversas lenguas. Pero también hay muchos trabajos que no encuentran esta superioridad lingüística de las niñas. Y, sobre todo, las diferencias que muestran los trabajos son muy pequeñas y están sobreestimadas, es decir, que a pesar de que la diferencia sea pequeña, nos quedamos con la idea de que existen diferencias entre niños y niñas. Otro problema de los trabajos que se publican sobre los sesgos de género es que solo se publican los que demuestran que existen diferencias, no sabemos cuántos trabajos no han sido publicados por haber descubierto que no existían diferencias entre niños y niñas.
En cuanto a las madres y a los padres, los estudios demuestran que tratamos de forma diferente a niños y niñas: el lenguaje que usamos para dirigirnos a las niñas y a los niños es cuantitativamente y cualitativamente diferente. Por ejemplo, a las niñas se les habla más, con mayor riqueza de vocabulario, con oraciones más complejas y con expresiones cariñosas, mientras que con los niños se utilizan actos de habla directos (“haz esto/no hagas esto”) y menos riqueza de vocabulario y complejidad sintáctica. Además, se anima a hablar más a las niñas que a los niños a edades muy tempranas, porque se asume que las niñas son verbalmente superiores. Estos trabajos están demostrando que los adultos tenemos expectativas sobre el propio lenguaje de los niños: asumimos que las niñas tienen mejores habilidades lingüísticas y, por ello, las potenciamos. Como consecuencia, las niñas hablan más, antes y mejor. ¡Sorpresa!
Son nuestras propias expectativas adultas y los estereotipos del lenguaje que tenemos asumidos los que hacen que las niñas hablen antes.
Y en cuanto a los comportamientos divergentes de los progenitores, son las madres las que más hablan más tanto a niños y niñas. Sin embargo, cualquier acción que tengan los padres, hombres, repercute directamente sobre el desarrollo lingüístico, por ejemplo, si los padres, no la madres, hablan más a los niños cuando tienen dos años, a los tres demostrarán mejores habilidades lingüísticas. Lo mismo que si los padres, no las madres, leen más a los niños a los dos 2 años también esta acción repercutirá en el desarrollo del lenguaje a esta edad. No sabemos si porque simplemente más es mejor y esto suma a lo que hacen las madres o si los hombres que leen son emocionalmente estimulantes para los niños. Así que padres del mundo, ¡a hablar y a leer más a vuestros hijos!
En definitiva, con mi charla quería transmitiros dos ideas. La primera, que tratamos de forma diferente a niños y niñas; y en el caso del lenguaje, esto acarrea una discriminación positiva para las niñas, que no les perjudica cuando son pequeñas, porque efectivamente les está ayudando en su desarrollo lingüístico. Pero con este tratamiento diferenciador sí perpetuamos los estereotipos negativos sobre el habla en mujeres adultas: las mujeres hablan más y eso es algo malo. Pero esto os lo cuento en otra ocasión.
Y la segunda, que cualquier acción tiene impacto en el desarrollo de los bebés y que es muy necesaria la estimulación lingüística, especialmente en el caso de los niños, varones, a los que estamos condenando a un desarrollo lingüístico quizás inferior a sus capacidades innatas por nuestros propios prejuicios de género. Y, sobre todo, la necesidad de implicación de los padres, hombres, en la crianza de los bebés.
Para finalizar me gustaría matizar una idea: quizás sí es cierto que las niñas poseen habilidades lingüísticas superiores a los niños, pero para poder afirmarlo con certeza deberíamos coger una muestra lo suficientemente grande en la que a niños y a niñas se les trate de la misma forma: que reciban la misma cantidad y cualidad de input. Los estudios que hay publicados con gemelos tampoco nos sirven, porque aunque estén criados en el mismo hogar, se demuestra que los mismos padres tratan a sus hijos asumiendo los estereotipos de género de los adultos. Solo si encontramos diferencias lingüísticas en esta muestra equilibrada, solo entonces, podremos afirmar con seguridad que las niñas hablan antes que los niños.
Nota final: para conocer el impacto de la crianza por parejas homosexuales en el desarrollo lingüístico de los bebés tendremos que esperar algunos años.
Os dejo este libro que trata estas y otras muchas cuestiones relacionadas con el sexo y los estereotipos de género de los bebés:
- Ardila A, Rosselli M, Matute E, Inozemtseva O. (2011). Gender differences in cognitive development. Developmental Psychology, 47(4), 984-90.
- Lovas, G. (2011). Gender and patterns of language development in mother–toddler and father–toddler dyad. First Language 31(1), 83–108.
- Duursma, E. (2014). The effects of fathers' and mothers' reading to their children on language outcomes of children participating in early head start in the United States. Fathering: a journal of theory and research about men as parents, 12 (3), 283-302.