El Seminario nació con el objetivo de que académicos, científicos y demás profesionales relacionados con el lenguaje, la lengua y la literatura en edades infantiles compartiéramos nuestros conocimientos más allá de entre con quienes lo hacemos normalmente: colegas académicos, científicos y profesionales, bien en una revista científica que solo nosotros leemos, bien en un congreso al que solo nosotros vamos. Por ello, el objetivo con el que nació la actividad es que nuestro conocimiento y saber hacer llegara a las personas que más se pueden beneficiar de ello: las familias de bebés y niños pequeños. De la mano a este objetivo principal, decidí llevar a cabo la actividad dentro del propio ámbito universitario como una forma de conciliar ambos mundos: en las visitas que han hecho los pequeños a los talleres han podido acercarse con otros ojos al lugar de trabajo de sus padres, no como el espacio demoníaco que los priva cada día de sus seres más queridos, sino como un lugar en el que también ha habido un espacio especial para ellos. De la misma forma, que ha servido para que profesionales de distintas áreas científicas encuentren puntos en común e incluso nos ha servido para darnos cuenta de que científicos y no científicos tenemos las mismas inquietudes vitales.
Las distintas charlas y talleres nos han servido para ser pacientes en el desarrollo del lenguaje. Todos los niños deben alcanzar distintos hitos en su desarrollo y cada uno de ellos los irá consiguiendo a su ritmo. También nos han enseñado a ser observadores de este desarrollo y si vemos algo que nos llame la atención, que no encaja en un desarrollo típico, consultemos con los especialistas. E, incluso nos han enseñado a ser flexibles con las expectativas que tenemos de los más pequeños. Podemos hablarles en inglés o en cualquier otra lengua si queremos, no les vamos a perjudicar por criar niños bilingües. Hemos visto que podemos ser participantes activos potenciando sus capacidades, ofreciéndoles distinto input, siempre prestándoles atención, desde las palabras, los juegos, la música y la literatura. Y en esta participación, hemos aprendido a llevarles el mundo a su alcance. Podemos acercarles la literatura y convertirlos en pequeños lectores de poesía, de cuentos tradicionales o versiones nuevas y modernas, desde que tienen unos meses de vida, y también podemos ofrecerles un mundo rico en sonidos, texturas y sabores. ¡Tienen tanto por explorar¡ Y además, lo podemos hacer sin separar a niños ni niñas, no físicamente, sino en nuestros espacios mentales.
Así el Seminario ha conseguido que se enseñe poesía en un colegio en primero de infantil, que las familias lean poesía a bebés que no saben hablar, que los Reyes Magos traigan libros e instrumentos musicales a muchas casas, que se vuelvan a leer los cuentos tradicionales, que los papás hablen más con sus bebés varones, que algunas mamás se queden tranquilas con el desarrollo cognitivo y físico de sus bebés, que los pequeños, y no tan pequeños, conecten con temas difíciles para su edad, como la emigración, que los no tan pequeños riamos y lloremos con los libros de los pequeños, que algunos niños van a oír más inglés y otros ya no tienen la presión de tocar un instrumento, que los científicos hayan conectado con su lado más humanístico, que se hayan realizado investigaciones motivadas por las charlas… y seguro que se olvidan muchos logros más. Incluso, el Seminario recibió el premio a la igualdad de la UNED del curso pasado.
Ninguno de estos logros específicos encaja en las casillas de la ANECA, ni hemos generado beneficios económicos, pero creo que estos pequeños logros son una excelente muestra de lo que es la divulgación científica. Por eso, en octubre apareció publicada la actividad en el Observatorio de la Cooperación Universitaria al Desarrollo como una actividad universitaria destinada a la transformación de la sociedad.
El Seminario ha tenido un alcance y una repercusión mucho mayor de lo que yo esperaba. Así que gracias a todos. Gracias a los profesores y especialistas que nos habéis regalado vuestro trabajo, tiempo y esfuerzo desinteresadamente, pero sobre todo a las familias sin las que nada de esto hubiera sido posible. Y, por supuesto, gracias al Departamento de Lengua Española y Lingüística General y a la Facultad de Filología por su apoyo.
Antes de despedirme, solo me queda compartir nuestro último logro: los contenidos de las charlas y los talleres se publicarán en un libro a lo largo de este año. ¡Estad atentos y hasta pronto!